LA ARISTOCRACIA DEL MÉRITO. 2 de 3

Hay un clima que excluye al genio y busca al fatuo; en la chatura crepuscular, mientras las academias se pueblan de miopes y de funcionarios, gobiernan el Estado los charlatanes o los pollipavos.
Al que dice "Igualdad o muerte", replica la naturaleza "la igualdad es la muerte". Aquel dilema es absurdo. Si fuera posible una constante nivelación, si hubieran sucumbido alguna vez todos los, individuos diferenciales, los originales, la humanidad no existiría.

No habría podido existir como término culminante de la serie biológica. Nuestra especie ha salido de las precedentes como resultado de la selección natural; sólo hay evolución donde pueden seleccionarse las variaciones de los individuos. Igualar todos los hombres sería negar el progreso de la especie humana. Negar la civilización misma.

Queda el hecho actual y contingente: el advenimiento progresivo del régimen democrático, en las monarquías y en las repúblicas, ¿ha favorecido su descenso público durante el último siglo? Prácticamente la democracia ha sido una ficción, hasta ahora. Es una mentira de algunos que pretenden representar a todos. 

Hasta ahora no ha existido una democracia efectiva. Los regímenes que adoptaron tal nombre fueron ficciones. Las pretendidas democracias de todos los tiempos han sido confabulaciones de profesionales para aprovecharse de las masas y excluir a los hombres eminentes. Han sido siempre mediocracias. 

Los más grandes teóricos del ideal democrático han sido de hecho individualistas y partidarios de la selección natural: perseguían la aristocracia del mérito contra los privilegios de las castas.

La igualdad es un equívoco o una paradoja, según los casos. La democracia ha sido un espejismo, como todas las abstracciones que pueblan la fantasía de los ilusos o forman el capital de los mendaces. El pueblo ha estado ausente de ella.

Por su lado las castas aristocráticas no son mejores; en ellas hay, también, crisis de mediocridad y tórnanse mediocracias, Los demócratas persiguen la justicia para todos y se equivocan buscándola en la igualdad; los aristócratas buscan el privilegio para los mejores y acaban por reservarlo a los más ineptos. 

Aquéllos borran el mérito en la nivelación; éstos lo burlan atribuyéndolo a una clase. Unos y otros son, de hecho, enemigos de toda selección natural. Tanto da que el pueblo sea domesticado por banderías de blasonados o de advenedizos: en ambas están igualmente proscritos la dignidad y los ideales. 

Así como las tituladas democracias no lo son, las pretendidas aristocracias no pueden serlo. El mérito estorba en las Cortes lo mismo que en las Tabernas.

Toda aristocracia pudo ser selectiva en su origen, suele serlo; es respetable el que inicia con sus méritos una alcurnia o un abolengo. 

Es evidente la desigualdad humana en cada tiempo y lugar; hay siempre hombres y sombras. 

AUTOR: JOSÉ INGENIEROS. Obra el hombre mediocre.

Comentarios

Entradas populares de este blog

HISTORIA DEL FÚTBOL EN LA REPUBLICA DOMINICANA.

ADP Y MINERD ACUERDAN CONCURSO PARA DOCENTES DE PREPARA

CAMBIOS EN LA EDUCACION DOMINICANA